No hay nada que tú sepas
ni que ignoren mis labios
o que callen tus manos
o que mi brazo añore
Porque estamos por siempre
en la hoja del árbol
que da justo a tu ventana
ésta ya empañada
por íntimos encuentros
¡Amor…!
No hay nada que se oculte
en tu mirar de noche
ya que tiemblan mis ojos
al acosarme entonces
con tu mirada breve
al éxtasis sublime…,
no hay nada ya en el tálamo
sólo nuestras sombras
quizás
y el aroma inefable de tu perfume
…no hay nada amor -no hay nada-
Porque es nuestro el instante al esperar el alba.
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Sergio Jacobo “elpoetairreverente”