El otoño deambula,abriendo paso entre las hojas secas,ardillas pegadas a los tallos,buscando calor,hoja por hoja,se pierde el color.
De tu ropaje me queda el cielo,y de tu cielo la lluvia agría,como hoja seca,como yo por ti.
Tiritando y vació me miran las pestañas,de los pastos dormidos,ingenuos,y arrumados.
Cada montaña de tus pasos,se suman a esta caminata sin sentido,abrazando cada pájaro sin rumbo;perdidos por la niebla,ellos mirándome desde el descubierto,despavoridos divisan lo rupestre que me veo,como hoja seca,como yo por ti.
Avellanas tostadas por castañas, vacías y tiradas se pegan a mis zuelas.
Me rodean los arbustos humeantes,vestidos y abiertos,llevados por historias de duendes despechados,alcoholizados en luna llena.¡Pobre de los duendecillos!,destinados al destierro en tierras marrones,como hoja seca,como yo por ti.
Hongos de piedra,se asoman por las ventanas,frunciendo sus cabezas abrazan la maleza,no olvidan el invierno,aunque otoño ciego se ahoguen por vivir.¿Quién creería?,triste lágrimas,su turbio color es mojado por el otoño.Aún en los violines del vivir,cuan hondo es su gemir,como cita las secas nubes,ariscas y sedientas,ahuecadas,eligiendo tus tobillos,para vestir el bosque,como hoja seca,como yo por ti.
Sin abrazos me acuesta,-puntudas las sestas-,de la banca que espera por ti,apuntando en un rincón,dejo sin vigilar tu espacio,cuidandolo que no se muera,que no le caigan grillos con su cola a reventarse.
El viento sopla en mi oído,recitando poesía,murmurando tu nombre fino.
Ese sonido crujiente,herido y deshidratado que se ahoga al final de mis pies,tal vez el agua turbia bañe los valles recogidos,desde tus uñas perfectas,hasta mi solitaria espera,como hoja seca,como yo por ti.
Y me pesa el alma,sobre esta banca de hierro,madera añejada y sonido perpetuo,¿no se cansará de ver carnes morir?,se siente vacía,mientras el césped divisa como marrón se cae el cielo de las montañas,borrachas de memorias,cigarras cantantes,y esos duendes que no dejan de bailar.
-¡Que puta y ramera es el día,se vende a la luna,por una sola noche!-.
Campo sobre un único surco,dolor y pena,y el espacio vació que resuelto en su vejez,empuñando ciñen los verdores postreros.Y la espera se hace eterna en este otoño añejo,como hoja seca,como yo por ti.