Limoneros de mañanas frescas:
El alma del sol ya es claridad.
Los pájaros trinan en lo alto,
mi corazón no siente frio.
La neblina revolotea de alba
sobre el tejado de las casonas.
La yerba moja mis zapatos.
Mi corazón ama esta mañana.
A esta dama a veces no la veo
porque no salgo de mi burdo cuerpo.
Mas hoy todo se ha detenido, menos
mi corazón que late como un niño.