Una joven va llorando,
Mientras camina por una plaza,
Sus mejillas coloradas
Están completamente inundadas,
Se lleva las manos a la cara,
Intentando ocultar su tristeza,
Y con eso alimenta la compasión
De toda la gente que la observa,
Sus lágrimas están desvainadas,
Y su boca húmeda no alcanza,
El sentimiento no expresa.
Espanta a los niños que juegan,
Les da miedo ver ese llanto;
Les da pena ver esa niña,
Les da pena ver que sufre tanto.
Un gorrión la mira y le canta,
El gorrión sin ser humano,
Le entiende su tristeza,
Pero no entiende que su canto,
Realimenta mas su llanto,
A ella nadie la entiende,
Y si alguien la ha entendido,
Parece que ya ha desaparecido.
La gente desaparece,
Y los pájaros corren a su refugio,
Su silbido encima de las ramas,
El viento que sopla cada vez más frío.
Y la princesa camina,
Intentando ganarle al llanto.
Tras de si la tierra húmeda,
Que dejaron sus lágrimas profundas.
Y allí bajo un faro,
A la orilla del pasto,
Hay una banca verde,
Y allí abajo a la derecha,
Crecieron dos flores abrazadas,
Que algún día estuvieron juntas,
Pero que ahora estaban marchitadas.
Abel de miranda