No soy quien era antes de ti,
no sé quien soy desde que faltas…
Mis manos frías entre tus manos,
tus labios tibios entre mis labios
los guardo en mi corazón como una plegaria.
Pero dónde ahogas tú esa pasión
con que me escribías hasta entrada la noche.
¡Con qué alas vuelan tus palabras hasta horizontes lejanos!
-“El amanecer despierta contigo…
Quién escribe sobre el cielo, sobre las flores
¿Después de conocer a una mujer como tú?”
-Ya lo ves que no olvido tus palabras,
y yo sé bien dónde me las guardo.
Pero tú ¿te has guardado algo mío?
¿No recuerdas cómo te miraba largamente?
¿Crees que es fácil lanzarse a la vida con esta ausencia?
Tú no sabes del dolor y entonces no sabes del amor.
Qué pena siento por los dos ahora.
Mi corazón en este destierro te llama,
sé y lo sabe por qué aún lo hace.
Pero tu alma despreocupada ha de tropezar conmigo:
un día la consciencia te punzará en el alma,
y tal vez de mi sólo quede un eco en la distancia.