Había una vez un mar que seco estaba.
Ya no quería ser mojado por las aguas.
Pero de repente vio una nube, y creyó que sólo era pasajera.
Y la observó tanto que empezó a llover.
Ya no podía evitar aquella agua.
Llovió. Llovió mucho y se inundó.
Cuánta agua tengo para aquella nube tan bella y diferente a las demás.
Vida tengo ahora, eterno quiero ser renaciendo a tu lado, olvidando el pasado de no querer ser mojado.
Ya ese mar no olvidaría aquella nube que de pasajera pasó a ser eterna.