Decir adiós cuando apenas conocías el significado real de un te quiero... es el dolor más dulce que pueda conocer un corazón sediento de amor. Es sentir cómo la ilusión sin pedir permiso decide marchar de ti, para abrirle paso a la fría soledad.
Sientes como todo de repente se torna gris en esos días que pensabas serian azules… No entiendes el por qué tienes que decirle adiós, cuando estabas empezando amarle como a nadie más.
Y aunque la esperanza no pierda su única luz… Siempre tienes que aferrarte al sentimiento que te hace no olvidarle. Pero si dicha fe no se alimenta, el tiempo termina ganando la batalla entre el olvido y el amor.
Se llora y se sufre mucho, cuando en dicha guerra, uno de los dos es quien olvida primero. Y luego de qué seas tú quien pierde… el dolor no tiene consuelo alguno, ni contigo, ni con ese desalmado corazón.
Por eso la despedida es un dolor tan dulce… ¿no sabes si quien se despide de ti volverá algún día? ¿Y si con él traerá ese amor que se llevo de ti sin permiso alguno? Pueden que pasen días si decide regresar, o quizás nunca llegue.
Y ahí eres tú quien decide: ¿si esperarle o no? Mientras lo haces, puedes seguir alimentando dicha esperanza con el poquito de amor que te quedo de ella… para que cuando regrese, los dos juntos vuelvan a encender toda esa pasión que loshacía tan felices.
Si lo haces… entonces sabrás entender que cuando se ama, se espera, se soporta y se lucha. Y aunque esa despedida quizás sea el final de vuestra historia, puede que solo la haga más fuerte mañana, y así más nunca se vuelvan a decir adiós!!