miriam quintana

A disposiciĆ³n vana.

A disposición vana.

 

 Dos días, y dos noches insinuados

En mi sosiego  cuanto guardaba

Todos los sueños fueron menguados

Y eran una tenue luz alejada.

 

Cuando los arboles cuan sinfonía

Olí el perfume de la noche húmeda,

Y la luna detrás, de mi espalda

El viento en la noche se imponía.

 

Tocaron mis manos aun sin nada

Entonces, supe que eran amargas,

Dos lágrimas gélidas asomadas.

 

Y el alba asciende su lenta entrada,

Fieles soledades prodigo mi alma

Y también mi lucero ya no estaba.