Fuiste lluvia que hiciste revivir,
el tronco seco que me había convertido
porque la savia del amor ya en mi se había secado
y mis hojas de esperanza, el viento se las había llevado.
Pero como lluvia fresca llegastes a mi vida,
mojaste la tierra árida de todo mi sentir
y pudiste con ternura y con paciencia
convertir en tierra fertil , lo que era mi sufrir.
Ese tronco seco que ya a nadie impotaba
comenzó de nuevo a crecer y a retoñar
y floreció mi amor entre tus brazos
y me hizo sentir el calor de los poros de tu piel.
Eres desde entonces: las auroras de mi despertar
mi rocío en cada amanecer
y cuando siento la frescura de tus besos
son los mas delirantes momentos de mi ser
que me hace sentir, eres mi templo
y que solo yo... lo puedo profanar.