sin mas ostentanción, a Doña Ana
Mañana,
cuando tus días hayan adquirido
la edad de la ceniza
y te haya llegado la hora del luto
y del frío irresistible,
- más allá del silencio, de las lágrimas
y los rezos consabidos -,
cerca tu lóbrego inventario,
yo estaré como él último vestigio
de tu fallida espera
en el postigo oscuro del insomnio,
o como una señal inocultable
de una de las tantas guerras que perdiste!!!!