Deja abierta tu ventana, mujer
Quiero que veas
El mundo que siendo ancho, no es ajeno…
Tú sabes que es difícil
Alentar madrugadas
Con dedos ateridos.
Y con los pies descalzos
Sobre el duro suelo
Asomarse a otro día
De pan amargo y
De arcones vacíos
Te he visto morena y menuda
Costura tras costura tu amplia falda
Escondiendo a veces la redondez del hijo
Que se insinúa travieso y sin sigilo.
En tu pujante vientre.
Yo quisiera regalarte un camino
Extramuros al tiempo
Fuera de tu ventana
Para que en tu cintura
Hicieran nido todos los pájaros
Y para que en tus manos
Siempre se hiciera la alegría
Pan de trigo.
Tú , mujer del sur que eres hecha de sol,
De monte y sabana
De llano y cordilleras
que tienes libre en la mirada
Todas las estrellas que aún perduran
Lejos de los fatuos fuegos cegadores
Que combaten a las breves luciérnagas.
Si yo fuera de alas,
De canto, de raíz, de voz libre en el viento
Yo iría hasta tus valles
Para pedirte prestado tu vuelo
De paloma torcaza que tiene
La humildad de la tierra en su cielo
De límpidos ponientes
Es triste no poder descorrer
El cerrojo que cierra tu ventana
Para treparte al mundo en movimiento.
¿Qué otra cosa contemplas?
Entonces, ¿Qué otra cosa?
Bajo este cielo de Cruz del Sur silente
Sin que acudan tus sueños
A la fiesta.
Perdón por tu pobreza.
Por todos los rostros que te ignoran
Sin encarnaduras y sin almas,
Por los pasos ausentes,
Los de siempre. Los tardíos pasos.
Las temibles demoras
Abre grande los ojos…
No te acuestes temprano
Es que brilla una luna redonda y tan grande!
Esa que es toda tuya
Que blanquea en tu cielo y en tu fiesta nocturna,
Con su papel de encaje
Tu mundo de hombres buenos.
La miraremos juntas
Me quedaré contigo pegada a tu costado
Las dos estamos solas, cansadas,
Y precisamos sueños,
Nuestros pequeños sueños
Limpios de pretensiones
esos que se hacen fiestas
De luz en las ventanas.
Veronica