Caen rendidos los astros ante tus ojos
y yo caigo con ellos,
las errantes nubes se aletardan con tu sutil caminar
y florecen las rosas al verte pasar.
Gritan las olas tu nombre al romper,
y tu figura se dibuja inversa en el mar,
adornada con el oleaje de los botes pesqueros
y con una sonrisa solitaria en tu rostro.
Eres la blanca luna del firmamento,
soy el sol solitario,
a nunca encontrarnos estamos condenados
a una danza interminable me he resignado.
y asi llegan y se marchan las estaciones,
y asi soportamos la lluvia y el calor,
en las mañanas solitarias oculto mi dolor
y una vez al mes me tortura la noche de tu esplendor.
Tu recuerdo se marcha juntos con los grandes barcos,
grito al cielo tu nombre y el viento lo esconde,
me pierdo cada mañana al verte partir
preguntandome si en el dia te acuerdas de mi.