Somos como los árboles
siempre en transformación
de enero hasta diciembre,
de estación en estación.
Plantados en la tierra
siendo semilla, embrión...
en la matriz femenina
engendrados por amor.
Esencia de luz divina
que alguien deposito
en un cilindro de barro
para irradiar esplendor.
Energía que vital
crea su locomoción
en lodo hecho muñeco
para vivir como un dios.
Moderados por el tiempo
crecemos al exterior
y a la eternidad le damos
cabida en nuestro interior.
Baúl de conocimientos,
receptor de frío y calor,
bóveda hecha de sueños,
del alma una habitación.
Polvo que besa la estrella,
lluvia que acaricia al sol,
gravedad que a los planetas
los mantiene en posición.
Equilibrio de universo,
de la luna el resplandor,
del viento somos el alma,
un eco somos de Dios.
Somos todo y somos nada,
símbolo de admiración,
un sello somos del cielo...
diseño de perfección.