Te imagino bailando,
en medio de la noche,
en medio de la sala a tres metros de mi cuarto,
una morada oscura con luz difusa y baja.
Te imagino,
yo una taza de café,
tú un pardo vestido.
Música baja y melancólica,
música que desespera mi tristeza,
música hecha de ti.
Son en la noche helada, te imagino,
de sensuales movimientos,
sensual melancolía, libertad ligera.
Sé que no estás ahí.
Sé que mis sueños liban por andenes su locura,
en ensueños laberínticos.
Pero,
tomo un motivo sordo,
insustancial y vivo,
yo también soy silencio,
tenue voz y destino.