Con el tobo y la pala
y también mi pelota
me iré a la playa
porque allí se goza.
El cielo y el sol
el mar y la arena
dan a mi corazón
esa dicha plena.
Castillos de arena
haré en la orilla
con mi compañera
mi amplia sombrilla.
Las olas vendrán
pero estoy tranquilo,
se que tumbarán
mi bello castillo.
Pero con esmero
y dulzura en mi alma
haré otro nuevo
al volver a la playa.
Alejandro J. Díaz Valero