Este silencio tuyo
que taladra los dientes,
de palabras pendientes
por enojos que intuyo.
Y te miro y rehúyo,
evasiva y consciente,
en intento prudente
al silencio me fundo.
Y en aliento profundo
busco ser consecuente,
de palabra renuente
sentimientos disipo,
en estoico anticipo
agonizo silente.
Taladrando la mente
vaticino de enojos,
perforando cerrojos,
agotando argumentos.
En terribles momentos
sufre mies entre abrojos,
inquiriendo en tus ojos
un mirar conocido.
Estridente latido
cabalgando en antojos,
desmembrando despojos,
balbucea sonidos.
En suspiros tendidos
sobresalta emociones,
palpitante en perdones
regurgita gemidos.
En intentos fallidos
por suavizar visiones,
con melifluas acciones
atemperando olvidos.
Sentimientos queridos
el respeto encamina.
Despuntando la espina
de amargura o dolores,
se disipan temores
que el silencio aglutina,
con palabra divina
de fragantes olores.
Nace el verbo plegado
en radiante sonrisa,
que el corazón divisa
con latir consternado;
abanico de dichas
entre frases se extiende
y en sintaxis desprende
las pasadas desdichas.
Con palabra pausada
brota el ser prodigioso
que pensando juicioso
surge en voz razonada.
Muere espera angustiada
al romperse el silencio
y en tu hablar evidencio
entonar cariñoso
que disipa el temor.
Crece un mundo mejor
del lenguaje pensado,
toda vez que entonado
se pronuncia en amor.