Como perro viejo
Sentado en mí casa
Vivía tranquilo, sin sospechar
Que en mi entorno.
Seres malignos, llenos de oscuridad
En sus mentes, la maldad tramaban.
Y empecé a ver.
Que en sus casas. Estaba. La Envidia, la Saña, la Ira...
Y en muchos rostros
Ardían, la infamia
La calumnia y la mentira.
Me sentí muy solo.
Su s risas, fueron
Como agua hirviente y
Sentí que por dentro
Yo era una fiera.
Me acorde, entonces
De aquel hombre, llamado Jesús. ¡Como lo injuriaban!
Y en mi desespero. …Clame a Jesús…
Y le dije… ¡Señor Perdónalos!
En ese momento
Sentí, que mi alma
La Luz alcanzaba.