CAPITULO 5: PORQUE ESTA EN TI APRENDER A ACEPTAR
Hablando de las diferencias acerca lo que es la juventud actual, comparada cuando yo \"hormoneaba\" la adolescencia (hace ya tiempo...), un día me contó mi padre -ya fallecido hace unos cuantos años- que iba caminando muy tranquilo por la gran de ciudad de Buenos Aires, la capital de nuestro ajetreado país, muy metido en sus pensamientos, cuando se le cruzó un chico de, unos...quince años, que mirándolo a los ojos, le dijo, a boca de jarro:
- Viejo, ¡qué cara de culo, tenés!
Y siguió su ruta, como si nada...
Y mi viejo se quedó parado, con la sorpresa obvia calada en su ser, mirando cómo se alejaba ese atrevido, al que hubiera colgado de las pestañas, si hubiera podido alcanzarlo.
Y me lo contó, con la furia, ira y enojo lógicos que les producirían si se los hubieran dicho a alguno de ustedes.
Pasó el tiempo y por esas cosas de la vida, mi viejo se enfermó tanto (mi madre había fallecido antes) que me lo traje a mi casa, para cuidarlo. Y un día, apoltronado en su sofá, mirando al estúpido cajón mal llamado TV (cuando el que lo vé es uno), yo me dediqué a mirarlo detenidamente, y noté que aquel chico, dentro de su desenfadada estupidez, TENIA RAZÓN!...Mi querido viejo... ¡¡¡TENÍA CARA DE CULO...!!!
Transcurridos los años, y por esas gracias y desgracias de la genética, mirándome al espejo y observando cómo ahora avanzan las odiosas arrugas, cómo esos solitarios y gruesos pelos asoman desde el interior de las orejas y las narices (esos pelos que se les ocurre aparecer justo ahora que uno no tiene tiempo de sacárselos y que uno quería tenerlos en el pecho cuando rondaba los 18 y era totalmente lampiño), digo, observando esas cosas, vengo a descubrir que yo, como digno hijo de su padre, ¡¡TAMBIEN TENGO CARA DE CULO!!
De todas maneras, muchas de las fisonomías, de los variados aspectos físicos, de los cambiantes estados de ánimo, de las inesperadas o intempestivas conductas de cada uno de nosotros, solo crean opiniones personales que, muchas veces, pueden ser erróneas. ¡Cuántas veces hemos sido decepcionados por entrañables amigos y cuántas veces hemos sido ayudados por el vecino más antipático del barrio!
Todos somos especialmente importantes;
todos tenemos en el mundo una función;
quien está a tu lado, quizás, insignificante,
también vino a este planeta con una misión.
Por eso, mantente atento, siempre expectante,
pues en cualquier momento te lo dirá el corazón:
que algún ser oscuro, o uno de sonrisa radiante,
será quien cambie tu vida, para una u otra razón.
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Y si, entre otras cosas importantes, lográramos ACEPTAR que cada uno de nosotros puede influir positiva o negativamente en la vida de los que nos rodean y, al revés, podemos ser influenciados por las conductas de los demás y si tomáramos conciencia que podemos asimilar lo positivo y despreciar lo negativo, quizás podríamos estar atentos a nuestras propias conductas negativas como respuestas. El ejemplo más común que se me viene a la mente es en el tránsito, con nuestros vehículos y con nuestros modos de conducir; siempre el culpable es el otro y siempre nos surge la fiera rugiente y agresiva de nuestro interior, ante una mala maniobra.
En un espíritu receptivo a cambiar,
atento a sus virtudes y defectos,
en el mal paso que fuera a dar,
reconoce pronto malos efectos.
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Y si aprendiéramos a valorar
todos los valores que queríamos,
aprenderíamos que al ACEPTAR,
a esos valores, aprehenderíamos.
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Yo diría que el ser humano es su propio demonio... Ese demonio es la representación de los temas que debemos superar para llegar a ser \"seres superiores\", como equivocadamente y mal pagados de nosotros mismos y en forma obstinada, insistimos en \"etiquetarnos\". Ese demonio representa a la Ignorancia, al desprecio por la Vida, a la Pobreza, al Hambre, a la Irracionalidad, a la Violencia, a la Indiferencia, a la incapacidad de ponerse en el lugar del otro, a la Insensibilidad y a tantos otros demonios internos a los que deberíamos eliminar!
Precisamente,todos esos malditos demonios tendríamos que reemplazarlos por todos los dioses que los combaten, pero, para resumir, comandados por el más grande de todos, el de la Energía Superior: el Amor.
Si aprendiéramos a Aceptarlo, habremos logrado dar unos cuantos pasos más para llegar a ser FELICES.
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Eduardo Faucheux
10-01-2013