El viento pinta pájaros de ocaso
sobre la cerúlea inmensidad
que va destiñendo flores.
A lo lejos las luciérnagas
sobre la piel de la montaña,
y el verde oleaje que el viento eriza
y nosotros llegando quien sabe
hacia donde.
Parece que la tarde
le ha robado el color
a la flor de tu rostro.
Parece que te veo,
pero ya no eres la misma.
Te recuerdo como una lluvia
de pétalos lozanos.
Me recuerdas como otro cielo
a quien le dabas tus caricias.
Nos quedamos a lo lejos,
los dos besando estrellas a los lejos,
Los dos suplicando mas horas
a la noche que caía.
Ahora solo somos
los despojos de un recuerdo,
que galopa en mi garganta
cuando evoca tu sonrisa.
Yo que se del verde oleaje,
de luciérnagas en las montañas
o de flores que desnuda
el viento en su vaivén.
Yo solo se de tu amor,
que se diluye en la melancolía
de la tarde que se muere
en los espejos de mi ser.
Cae la tarde tan rápido,
Tu sonrisa tan rápido,
Tu amor tan rápido
que no se si pueda
escribir de otro ocaso
algún día.