Tus labios y mis labios se hicieron cascadas
produciendo voluminosos besos
colonizándose como imanes
que magnetizan nuestros cuerpos.
Un tibio beso, una caricia, nuevos besos
candentes y refrescantes a la mejilla;
besos que emanan magia
para convertir los desiertos en las Antillas.
Tus labios y mis labios perforan la vida
hasta desbordarse los arroyos
que humectan y saborean la piel
de curiosidad e intriga.
Bésame y sentiré la textura
de esos labios tan sensuales,
de tus aguas subterráneas
congregando manantiales.
Tus labios y mis labios se pertenecen
más que el aire a la vida
más que la arena al mar
en sus costas entretejida.
Bésame hasta que mis labios enrojezcan
y absorbamos el mutuo oxígeno
de tu boca con la mía,
sin interrumpir los segundos.
Tus labios y mis labios se muerden
hasta perder el humanismo,
provocándonos fiebre en el corazón
y frenesí en nuestros juicios.
Daniel Badillo