No me mires con esos ojitos,
si no quieres que muera
de amor, mujer.
Sonríeme con tu fresca boca,
una y otra vez.
Esa sonrisa me lleva
más allá del pensamiento,
como acariciar tu pelo,
yo, le pregunto a los vientos.
No intentes tapar tu boca,
la que me quita el sentido.
Cuanto daría por decirte, amor,
muy cerquita de tu oído.
Autor, Joaquín Méndez.
©10/01/2013 0:42:57©