Como una abstracción de los sentidos
Me sumerjo en la tentativa de la virtud
Invento un escudo de imposibles apologías
Entonces, de pronto miro el regreso de los días
Y los empadrono hora por hora
Les digo mendacidades para que no avancen
O los frecuento con orgullo espartano
No logro comprometer su presente en mis manos
En un santiamén se hacen pasado
Recorren el futuro, de todos modos
Se apuran a contarme que vienen otros tiempos
Traen calores agobiantes en las tardes
Noches de soledades programadas
Amores prometidos, rasantes y esparcidos
Caricias, encogidas por los recuerdos
A veces se precipitan en mi cuerpo y me sacuden
Suavemente, para que no me duerma
Quieren estar seguros que tienen mi vigilia
En torno de ellos llegan las noticias
Son vanas repeticiones conocidas de antemano
Donde el pasado, se repite diariamente
Ayer fui yo por otro día, con silencio franciscano
Comprensivo, atenuante de palabras vanas
Hoy, refugio mis esperanzas en tantas letras
Cuando escribo, nuevamente hay colores
Llaman a la puerta las impertinentes conjeturas
Será cierto lo que siento o vendrá el futuro
No importa que haga, seguiré sin más remedio
Pasa otra noche y ya son tantas
Algunas de lectura, otras de ojos entreabiertos
Se acumulan, en la decisión de hacer este presente
No entienden que ya son pasado
Mi única dignidad es que el riesgo será posible
Mi carga es el dolor, no son los días, ni las noches
No son los espacios repetidos
No son las negaciones esperadas,
En tanto
El sosiego es la poesía
Mi esperanza el horizonte