Voy por el mundo creyendo estar vestida.
Los hombres ronronean en los semáforos.
El vecino inspecciona a la mujer de turno
recibe el agujero los viajeros
en sinfonía con el viento.
Los orfanatos colecciona niños
archivados por Santa Claus.
La tierra grita
abre sus fauces para limpiarla.
La lavadora se lleva mi envoltura.
Mi sangre se aleja camino a mis recuerdos.
Una mano enrojecida me toma
apretando un pulmón
es el trajín de vivir.