Sentada en la oscuridad de la noche, te pensaba...
y mientas mi corazon agitado latia, tu mano toco dudosa mi hombro
y lentamente tus brazos me rodearon, con su autentica ternura,
tus ojos en mis ojos penetraron, tu sonrisa nuevamente me enamoro.
Nos abrazo la luna, nos iluminaron las estrellas,
la delicada brisa, nos acaricio!!
Todo era alegria, intercambio de sonrisas, emane de amor transformado en luz,
energia vital, complices los dos del sudor que por nuestros cuerpos corria,
entre suspiros, besos y amables caricias, nos fuimos envolviendo el uno con el otro,
amandonos sin limites, amandonos tanto, tanto!
hasta lograr sentir como desde dentro de nos, el fuego de amor se consumia.
E. Mendoza