Moría calcinado por el fuego de la pasión
hacían de su vida un juego sin compasión.
La candela injusta con su fuego abrazador,
destrozaba la paz que había en su interior,
Moría en aquella tarde, al sol tan candente;
su interior cual conciencia arde de repente,
le quitaba su más grande tesoro del amor,
su vida se desgarrada cual pena sin dolor.
Moría aquella noche con la luna en llamas,
se escuchaban los quejidos de dos damas:
la bondad apuñalada y la justicia violada.
Las almas de los justos se ensangrentaban.
Los hombres en conflagración de dignidad,
veían como se extinguía toda la bondad.
En el amor insistían y la mentira no cabía,
por el cariño que poco a poco desvanecían.
Hombres han vestido la mentira de verdad,
ensuciando las vestiduras de la sinceridad,
quedando en espíritu mundanal infernal,
que a la ruina espiritual los ha de llevar.
La “tecnología sobre pasa nuestra humanidad”,
dialogo y el respeto pasan a un segundo lugar
el chateo desplaza el verdadero dialogar,
y la correcta escritura queda en antigüedad.
Muere la indecencia al amor que gira en bondad,
Muere la mentira cuando hablamos con verdad,
Muere el odio ante un corazón libre de maldad,
Muere la aflicción ante la alegría que tú me das.
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Autor: Millón Durango
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