A nuestra Madre del Cielo
tenemos que quererla mu-
chísimo, porque al faltar la
de la Tierra, es la que por
nosotros vela. Pensar que
es muy cariñosa, amorosa
y verdadera. Para mí es -
muy importante, la conside
ro mi mayor Reina. La ten-
go en mis pensamientos --
siempre que estoy despier
ta. Le rezo todos los días,
nunca me olvido de Ella.
Si pudiera verla la llena-
ría de besos y abrazos co
mo poco pude a mi madre
de la tierra, pues la pobre
siempre estaba trabajando,
!vaya trabajos pasó ella! -
para atender a la familia en
esta querida tierra. Me acuer-
do mucho de ella. De los con-
sejos que me daba para que
nunca cayera. Le tengo mucho
que agradecer, yo también re-
zo todos los días por ella y le
pido a Dios y a la Virgen que
como no está ya con nosotros
cuiden mucho de ella y que es-
pere mucho tiempo por noso -
tros para poder volver a verla.