Mi espíritu liviano
se alarga hasta los cielos.
Se riega en el silencio
de angélicos abrazos
Ya no existe el dolor de la tierra
que mancilla los cuerpos.
Un ramo de hortencias
descansa entre mis manos
Y siento desde lejos
la ola aquamarina
que revienta en en la orilla
con el paso del viento
Y siento azul mi sangre
y azul es mi intelecto
y azules son las aves
que cargan con mi cuerpo
para soñar en azul
y con el azul de mi futuro sueño