Lucero Moscoso

EN CEREZOS DE LA TARDE

 

A esos labios…

cerezos ardientes de la tarde

confluidos, carnales, finitos, calmos,

plenos de poder, de júbilos fugaces,

suspenso su carmín en el ocaso,

no imagino otra forma de amarles

sin sus locos besos, sin su desmayo.

 

Por las calles de tiples distantes

en tibio bautizo de los árboles

se aúna un gozo de pájaros salvajes

que tañen las ramas a modo de guitarras

y en ese torbellino de coros inmutables,

vencida, si no muerta, sin perdonarle

¡Simulando que aún sediento me alcanza!

bien hallo el ebrio anís de su boca

y por suerte... me ciñe y me devora.

 

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Propiedad intelectual Lucero Moscoso

Bogotá D. C. Colombia