Una vez tuve una amiga, Una especial con la que jugaba
Con quien hablar de amores, desamores y triviales
Una vez tuve una amiga, Una real a la que frecuentaba
A quien recurría, le contaba mis sentimientos y mis males
“La pequinesa” le decía: apodo cariñoso con el que le llamaba
¡Y Ella respondía! Pues era algo entre los dos, sin malicia ni penalidades
En la inercia que dejan la distancia y el tiempo en una amistad
Refutamos el hecho de olvidarnos de lo ya no es mas
Nos refugiamos en gente nueva, mitigando el manantial del corazón
Reprimiendo lo obvio, negándole al alma el sentir y la razón
La razón es que: Aunque el tiempo pase el corazón mantiene memoria
¡Ni siquiera mira al tiempo! Solo siente la misma euforia
La misma que lo enciende al percibir la contraparte con la mirada
La energía que lo ilumina y lo levanta, como el viento a una Ada.
Olvidemos el tiempo olvidado, dejemos atrás lo perdido
Rompamos las reglas de la adultez y del vacío no corrompido
Que la amistad que aun me une a ti no cese por dicho vacío
Quiero volver a jugar contigo, a mirarte como cuando éramos críos