Otro día viviendo sin ti.
Una gran soledad mirando a través de mi ventana...
¡Una dulce espera que desespera!
Me oculto en la penumbra de la noche para esperar tu llegada mientras
tú despiertas con el alba de una fresca mañana para llegar a mi.
De mi corazón nacen sentimientos que se transforman en palabras;
benditas palabras suspendidas en mis dedos, palabras amontonadas,
desordenadas, enmarañadas entre las teclas que detonan por cada letra
que aparece frente a tus ojos.
La ventana, mi dulce ventana…
La amiga que nos une mientras vivimos el mismo instante pero con horas
locamente relegadas.
Largos campos de circuitos iluminados, bella fibra óptica y sagrado wi-fi.
¡Venerables arrobas que parecen rosas!
¡Majestuosa ventana amada que acortas distancias!
Mi dulce ventana.