Con ambas manos acariciaré tu cabellera
desde tu hermosa frente hasta detrás de tu cabeza,
lentamente apretando mis dedos sobre tu cien
mientras contemplo tu mirada halagadora.
Rosearé mis manos sobre tu rostro,
sobre esas divinas cejas
lucidas de inmaculada suavidad
como lo dorado de tus mejillas.
Mimaré tu quijada encantadora,
apretaré esos labios que me sonríen
porque es mi deseo que al pellizcarlos
el ritmo de mis labios coreografíen.
Recorreré tus pestañas con ternura
adularé tu cuello sin cesar
y te extenderé mis brazos a tu cintura
cuando te escuche suspirar.
Te crearé un clima cálido
para recorrer mis manos sobre tus hombros
luego deslizarme a tu espalda
hasta arrimarme a tu costado.
Coquetearé con tus orejas
suspirando versos de pasión en tus oídos
y dejaré que las palabras buceen calurosamente
hasta hacer de este amor, acústico.
Daniel Badillo