He tenido la dicha de ver
en tus ojitos, la inocencia que creí perdida
pero no la alegría de la vida, tu rostro marca
la desesperación de hambre y nostalgia.
Me tendiste tus manitas… tu padre, perdido
por el alcohol yacía en el suelo… fueron
segundos cuando te tomamos entre nuestros
brazos, tu cuerpo un témpano de hielo y
tu corazoncito se estremecía.
Vi tu mirada llena de dolor, tu vida
pendía de un hilo, la distancia entre la vida y
la muerte estaba a décimas de atravesar
una carretera de alta velocidad, aún siento
el débil latir de tu corazoncito
lleno de temor y llanto.
Recuerdo tus ojos, esa mirada fija
llena de dudas y temor, cuando salías del carro
solo balbuciste en señal de agradecimiento,
no así falta, porque soy yo la que agradezco
a la vida que tú aparecieras en la mía,
por tan solo minutos de nuestras vidas.
Tu mirada queda grabada por siempre
en mi mente y corazón, te recordaré
toda mi vida, jamás volveré a saber de ti,
pero tengo la dicha de haberte tomado
entre mis brazos y sentirte vivir.
Donde quiera que estés, espero que
nuestro creador te proteja, yo a diario,
te pienso y doy una plegaria por ti…
Dios bendiga tu existencia.
Magali Aguilar Solorza
(Quieta Night)
Sábado/Noviembre/15/2008 9:19 am
Autora mexicana