Sara (Bar literario)

Poema sin final, ni un comienzo relativo

 

No sé oponerme…

Simple y sencillamente, te amo.

Ayer, era el cielo, un punto perdido en un recuerdo

un recuerdo que cargó su nombre y empezó a olvidarme.

 

Es difícil, no amarte, prendido tus ecos en mis distancias,

Llenar mi silencio con la excusa taciturna de escribir del tiempo

Fantasmas exfoliados de labios,

circuitos electrificados por mares goteando como arena

infiernos de pieles ,quemados sus pecados, por la abstinencia migratoria

 

Cualquier cosa…

 

Pero mi mirada cae como cascabel en el principio anafórico

-del desdoblamiento tuyo-

 

Es azul el desvelo, la palabra escondida

entre líneas de besos muertos;

la tristeza es una línea de unión entre víctimas de las mieles amargas,

microscopios errando la locomoción alada de sus cientos de patas.

 

No me opongo.

Si supieras, si ellos supieran,

cuán tangible es tu voz en mis párpados

El abrazo tuyo que muerde mi soledad y es un café desnudo

de re-mordimientos abstractos.

 

No podría oponerme,

Mi corazón es un hotel clausurado

en un dormitorio de espejos empañados;

mis reflejos  te escogen en la noche y cantan:

 

Vamos de instante a mentira a colgarnos el alma…

En un muro calcado en las retinas de estrellas tuertas.

 

 

Hemos empezado a creer…