Fernandotorres

TRISTE MIRADA

Sus tristes ojos verdes con facilidad rompen

la densa niebla empeñada en confundirnos.

Son pupilas cinceladas a golpe del sinsabor

de saberse hechas de perecedera carne,

de sueños secuestrados

a los que otros ponen precio.

Luminarias a cuyo borde

se debe acercar con sigilo.

Son un precipicio

que contienen el misterio

de como burlar

el océano que nos rodea.

Simas circulares tan profundas

que sólo el más terrible de los silencios

puede ayudar a vislumbrar,

allá lejos,

un alma fascinante

que nadie se atreve a conquistar,

por lejanía quizá,

quizá por insondable.


Sus pequeños ojos reflejan mi imagen,

prueba definitiva de que existo

(nunca me he fiado de los espejos).

Es su extraña fuerza de coral

lo que hace de su triste mirada

un hilo invisible que,

una vez prendido en el corazón,

te arrastra poco a poco,

pero sin remisión,

hasta casi rozar

con la yema de los dedos

su abismo silencioso.