Estaré perdida si al llegar a anciana
no he olvidado la soberbia o no he sabido
esbozar una sonrisa ante la mirada buena,
malograda si no he perdonado cada ofensa
y no he pedido perdón por las mías.
Estaré perdida por enjuiciar a Dios
y pedirle explicaciones al silencio,
y no aceptar las pruebas
de esta tierra sin respuestas.
Estaré perdida si no beso la mano,
del que me cuide cuando
mis huesos no obedezcan,
perdida si coleccioné malos recuerdos
y olvidé que la vida es bella.
Por eso desde hoy recordaré,
la sonrisa de un niño y su mirada
dulce en primavera, cada amanecer
y cada ocaso como compañía
de los años.
Recordaré que anhelé la libertad
del hombre, de los pájaros
y me imaginé caballos
trotando por los campos.
Recordaré las macetas con geranios
colgando sus colores en los patios,
y la luna plena y su luz en cada año.
Cada brisa que me ha besado
y la fragancia de una rosa de verano.
Recordaré que fuí joven y bella,
y que te amé mucho, teniendo por
celestina la pureza.
Estaré perdida si no agradezco
a la vida, antes de irme de ella.
Por eso Señor toma este
poema como oración y sabrás
que en gratitud esperaré tu respuesta.