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Te espero.
Te espero hasta más allá de las doce.
No vienes:
me voy.
Me voy hasta donde puedo
esperarte siempre.
Es ruido de piedra.
La ventana está abierta.
Me siento, te busco:
no eres tú.
Me incorporo despacio,
apenas rozo la frontera.
Te vas.
Te vas
borrándote en las sombras
porque no te estaba esperando,
porque no se abrió la puerta.
Ya estoy y no estoy.
Escucho seis campanadas.
Sobre la cama dos piedras.
No crucé la frontera.