Andrea Valentina
La mujer de Amarillo
Porque aunque él tiempo pasa y las manos a veces no se salvan arañando troncos de realidad, mientras la palabra quebrada sigue este extraño cultivo... me entrecaminas, me deslucidas, me limpias las dudas como manchas, cargas estos dedos nerviosos y mis otoños inquietos. Tantas veces me conmueves, me contienes, y aún sabiendo que este mundo y su ortografía de seguro me encerrarian, me extracuidas, me tiñes las piernas de sonrisas y me sonrojo mujer...