¿Qué escribiré sobre este tablero de ensueños
que irradian mundos sobre las luces de tus ojos?
Ojos que al mirarlos me besan con ritos prohibidos
y me abrazan con tradiciones de pasión.
Jamás fue un mito el quererte,
menos una fabula el haberte amado tanto.
Fuiste para mis labios más que simbolismo,
más que hábitos a este corazón enamorado.
¿Que pauta estableciste en mi vida
pues añoro más de ti todos los días?
Mi cuerpo ha quedado en estado de trance
desde tu triste despedida.
Si practicaste sobre mi cuerpo mil costumbres
de esas que pintan el cielo purpura y rojo.
Haciendo reposar mi religión en tus sublimes manías
para transformar mis debilidad en energía.
De la inmundicia hiciste un aromático perfume,
de los mal sabores hiciste adorada fragancia,
tus humectantes besos me suavizaron el alma
con aceites, con magia y fantasía.
Daniel Badillo