No te tengo resbalando
por mi cuerpo,
ya no soy
el río cristalino
llenando de azul
tu cielo,
la cometa de papel
que bajaba
por tus dedos
movida por los hilos
desnudos del deseo.
Como puede ser amor
que apasionadamente
me quiebres las alas
de la suerte
para no volver verme
en la existencia misma
donde parirte a besos
duele.
Madrugadas de mar
entre olas de tinta
con el navegar
de gaviotas dormidas
le robamos al aire
una eterna poesía,
desamandote
se me fue la vida.
No te tengo,
desaprendiendo
a tejer silencios
entre valles vacíos,
cubiertos de lamentos.
Aprendimos
a desentendernos
ya no ocupas mi alma,
pero si mi pensamiento
dime que he de hacer
para vestir mis lágrimas,
desnudas de tus sueños.
Cuanta soledad
crece y se multiplica
por dentro
entre distancias
vagabundas
de tu piel
y mis remordimientos.
Todo lo ofrecería
a los dioses del día a día
los cubriria
de menguantes lunas
vividas,
y extensas algarabías,
todo mi universo
lo daría
por saber
que me quieres
todavia.
Ana@ocaña