Phoeta Anhonimo

Phoema XXVII. Muere el mar.

 

 

 

Me he quedado mirando el mar...,
y éste me ha encerrado en una botella,

me he quedado torcido
mirando al mar torcerse

dentro del cristal
lágrimas duelen

dentro el grito
deja resonar la acústica
del pecho ebrio
por razones del clima

caen libertades de un cielo
estrujado de sangre

en la indómita forma
de contraer el sida
de un sentimiento ajeno
a los días que pasan -que pasaron-

... y me han dejado desnudo
ante los azotes de la mugre
que quiebra mis huesos

y atesora un anhelo...,


pudriéndose de a poco...,


en la necedad de mirar el mar
estrangularse por todo el líquido

que cae desgarrando la piel
de las ventanas del alma -quebradas-
por el vidrio molido de sus ojos perdidos/

de un cadáver mirando sus manos
torcerse con el horizonte

a un destino en vuelo...,

dejarse morir en un adiós
escrito en la salinidad
de pertenecerle a la muerte.