Juan Salvador Gaviota

El Truhán (*)

Educado en cultura mediática

instruído con nociones inútiles,

mi ética es de valores bursátiles

soy esclavo de la cibernética.

 

Fabriqué un Dios a mi gusto y medida

rindo culto a tres vírgenes María,

si no fuera piadoso que sería

un pillo y un truhán, alma perdida.

 

Me hago el fiel amigo del político

vestido de cordero se presenta,

no importa si es ladrón y no es ético

si el botín buen dinero representa.

 

"Todo vale" me dicta mi conciencia

no me importa a quien piso si es que avanzo,

es cierto, todo vale si es que alcanzo

riqueza, fama, gloria y opulencia.

 

Aprendí a conjugar el verbo amar:

como yo me amo, tú me amas, él me ama…

yo me entrego si me amas, ¿cuanto das?

si tú te entregas te amo ¿qué hay que dar?

 

El amor es el sexo a contrapelo,

intercambian  "te quieros" mentirosos,

la magia terminó,  y somos sosos,

fue el último romántico mi abuelo.

 

En ventanas de libros y poesías,

exhiben sus orgasmos las mujeres

ya ni el pudor ni la ternura esperes,

no hay vergüenza, murió la fantasía.

 

No sé en qué extraño planeta he caído

donde el que no roba es un estúpido,

si dice la verdad es intrépido,

y si pide limosna es un bandido.

 

Pero ayer una hoguera preparé,

en el patio de mi alma, y he quemado

mis recuerdos, mi presente y pasado,

mi conciencia, mi razón y mi fé.

 

Le he regresado a Dios su inconocencia,

y a María su esencia de mujer,

de mi mente borré todo el saber,

limpié  mi alma, mi mente y mi conciencia

 

Yo cambié pero no soy escéptico,

todo es nuevo y lo estoy conociendo,

voy aprendiendo conforme voy viendo

porque ahora yo soy un ecléctico.

 

Se que no hay que pedir, solo hay que dar,

para ser libre nada hay que tener,

para ganar hay que saber perder,

para vivir hay que saber amar.