Pequeña alondra prisionera
de ese cuadro ovalado
mostrando tu pena incierta
por tantos años colgado.
Sal a jugar conmigo,
como si fuera tu abuelo
emprende contenta
ese precioso vuelo.
Sesenta y ocho años
con cara de sufrimiento
corre ahora en tu casa
alegre por un momento.
Tan sola y acongojada
con esas cintas al pelo
en dos flores tomadas,
reflejandote en el suelo.
Si esta es tu querida casa
a esa altura clavada
porque hay que mirarte
como cometa elevada.
Guardando tus secretos
siendo tu guía por horas
sonríe ya que eres
de este hombre la señora.