Canto al aseador
Yo siempre me pregunto por quién lave,
quién barre los pasillos, quién cocina,
por mucho lujo que haya en la vitrina
sé que alguien muy sencillo aquí es la clave.
Del tesoro no es quien tiene la llave,
ni el timbre del lugar ni una oficina,
él llega cuando todo se termina,
él viene cuando nadie más lo sabe.
Su oficio no parece nada grave,
su vida no es distinta a su rutina,
ni un nombre ha de tener cuando esto acabe.
Mas todo lo que brilla él determina,
por eso su fulgor busco pues cabe
en él la oscuridad que él pule y mina.
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09 01 13