Ruido de pis surcando tuberías.
Electrones danzando
al ritmo de la lluvia.
La flora de mis tripas
se ríen de mis dolores,
la oigo perfectamente.
El borracho del quinto
vomita sobre el lavabo
salpicando suelo y paredes.
Echado en una cama turca.
Rodeado de ceniceros llenos
y revistas con mujeres
de tetas enormes
y piernas
cruel y deliciosamente abiertas.
Huele a mierda de gato
la calle donde vivo.
Los perros no dejan dormir.
La nieve se vende por las esquinas.
Las putas se bajan las bragas
por cuatro cuartos.
(Hay que comer)
Pero no debo preocuparme.
Hoy algún idiota
me dirá en algún sitio
que todo irá a mejor
solo con que luchemos.
Tengo hambre,
pero tengo la nevera casi vacía
y la tarde es muy larga.
Entre vasos de vino barato
voy cavando mi tumba
en cómodos plazos.
Me pica la jodida barba.
Viejos muebles cargados
de libros llenos de polvo
me rodean impasibles.
Yo también sabía
escribir frases bonitas.
Pero mejor no acordarse de nada.
No conozco a nadie
que haya visto el cielo.