A veces, al moverme, siento que te traspaso
porque estás aquí sin que lo sepas,
vives conmigo, duermes a mi lado,
me acompañas a la mesa,
disfrutamos del aroma del café diario,
vas conmigo a donde vaya,
continúas secando con tus dedos mis lágrimas,
y me ofreces, dulcemente, el calor de tu pecho
para sostenerme cuando estoy cansada.
Y yo, amante de tí, cual siempre, te suspiro,
te adoro y me pierdo en la luz de los soles nacientes
que emergen suaves, tiernos, resplandecientes
de las cuencas de tu rostro que amo.
Te ofrezco mis labios, las mejillas,
para tu boca tersa, sensual, amante,
y te beso... te beso con la pasión guardada,
con las ganas ocultas de tenerte una vez más,
como si de esto dependiera mi vida, mi espera,
como si este cuerpo sintiera
por sus venas el correr de tu esencia
que fué por una brevedad mía,
y te digo susurrando:
Amor, te quiero tanto... tanto.