Las manos de mi corazón
como un cuenco te protegen,
se cierran para darte calor
y evitar que tengas frío,
aunque duermes en el sol.
Te acuno en mis nanas
y te mimo como a una rosa
blanca,pequeña, frágil
así te veo yo.
Acuno las plumas
que trae la brisa
como cartas que nadie envió,
y puertas que nadie cerró.
Chiara tan lejos y tan cerca,
mi alma se confunde
entre la seda del recuerdo
y la esperanza de verte
pequeña luna de enero.
Te siento y te veo
dormida en la fragancia,
de aquél beso que nunca llegó.
Si para verte debo partir
bendito sea Dios ¡ ¡ ¡
si para verte debo vivir
en esta sinrazón,
acepto la espera en el silencio
del camino que quedó.
Pero siempre estoy
por si me necesitas
llámame en una canción,
en un juego o en un globo de color.
Aquí me quedo
por si me llamas...
aunque sé que estás con Dios.