Cobijò su melancòlica tristeza
En el recuerdo de tu ausencia,
Mientras dejaba consumir
Poco a poco su existencia.
En aras de tu fingido amor
Intento armar un mundo nuevo,
Sin importar las veces que imploro por tus besos
Su corazón te amo y fuiste la causa
De todos sus desvelos.
Armó un castillo de ilusiones
Se dejo llevar de la mano de sus emociones,
No tomo en cuenta tus sentimientos
Se cegó de amor por ti, sin tomar en cuenta
Que jamás le diste un si.
No tuviste el valor de destrozarle el corazón,
De decirle,_ ¡Espera, no es a ti, a quien amo yo!
Decidiste irte sin decirle adiós,
Y así quedo, consumiéndose en la espera por tu amor.
Cada día se le veía sentada,
afuera en la cornisa de la puerta, sonriendo siempre
con la ilusión de verte regresar
para quedarte a su lado y así hacerla muy feliz.
El tiempo paso, y su pelo de blanco se pintó.
Sus labios ya no sonríen, y sus ojos ya no tienen lagrimas.
Ya no espera en la cornisa de la puerta,
Ni habla del amor, que se fue un día
Dejándole sumida, en una espera llena de melancolía...
Su intención, no fue hacerte daño...
Pero te aferraste a el, como una flor al tallo.
No tomaste en cuenta que el jamás te amó
Que solo era amistad, lo que te ofreció.
Ahora, vives triste y sola
Y todos te llaman la enamorada loca,
Que cobija su tristeza
En el recuerdo de tu ausencia.
Esperando un día, verte aparecer por esa puerta.
D.R. SAAG.
Luna de Hielo...