Fuimos Yegua
y caballo
dos alazanes
de terciopelo,
sujetos al galopar
amargo
del sol
de Enero.
Fuimos mar
que entre dos
olas
formaron
un Universo.
Dos barcas
que fue
meciendo
la nostalgia
entre los sueños.
Dos auroras
clandestinas
que las fue
durmiendo
el viento.
Fuimos
añejo vino
que entre
los labios
bebimos.
Dos añoradas
mañanas
entre trinos
de alondras
enamoradas.
Dos despertares
sin tiempo
donde el cariño
va creciendo.
Fuimos mi niño
la paz
que se extiende
por el cielo.
Dos nubes
descoloridas
que el adiós
fue
ennegreciendo.
Dos rocas
erosionadas
por acantilados
diversos.
Dos banderas
que se izan
sobre
la piel de un lucero.
Dos sombras
descoloridas
en el umbral
de la espera.
Fuimos
todo lo prohibido,
inalcanzable
objetivo.
Pero nunca
vencidos
porque
al trote de amor
vivimos.
Ana@ocaña