Llévame a la roca que es más alta que yo
Salmo 61
Llévame hasta los confines del océano,
a ese rincón sereno donde se derrite mi corazón,
donde florece la alegría, asida de tu mano divina,
mi canto fluye en el flujo de tus aguas
y mis lágrimas caen una tras otra.
Son tus ojos que me miran, uno es zafiro el otro turmalina,
como estelas en la laguna parpadean a la luna,
irradian melodías cósmicas con los colores de tu amor
y se derraman en mis pestañas.
Llévame en los pliegues de esta noche,
quiero purificarme en tus aguas límpidas...
revolotear al son de tu cítara y caer a tus pies desnuda,
y en mi boca absorberte.
Merche DemBar
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