Tizzia Holwin

El Poema

Me disfruto hoy,

en la palabra,

en las últimas luces de éste atardecer,

en el poema.

La noche tranquila comienza a avanzar sobre mí,

cubriéndome con su sombra,

al igual que la tristeza me abriga con su manto gris;

con su tibia capa gruesa en la que en ocasiones

me siento un poco muerta,

y en la que es tan fácil perderme

si le digo adiós a la luz de la alegría.

En la que no soy capaz (a veces)

de mirar el azul del cielo,

la maravilla de la naturaleza

o la inmensidad de una pequeña sonrisa.

Es en la bastedad de mi alma,

la que ama ser solitaria,

a la que gusta de embriagarse en sus anhelos,

deseos y recuerdos

o rendirse al disfrute de sus soledades sin desesperaciones,

y que fatigada ante el viaje de la infinita distancia

o el inexorable paso del tiempo;

es capaz de ahogarse entre llantos por las angustias

al sentirse abrumada por el peso de las largas ausencias,

en los dolores y en la hora de las necesidades

de extrañadas presencias

que marcaron en ella (mi alma)

antiguas y profundas huellas.

Con un deseo de imaginar dejar de ser yo misma,

a la luz de un relámpago que alumbra mi carne,

al momento de fundir mi cuerpo con el del amado,

en el camino trazado que éste amor eterno,

sin buscar el retorno y marchando a su lado;

hacia nuestro destino seguro y certero.

Me disfruto así,

vacía de aflicciones

y sin preocupación ante ésta página blanca que tengo de frente,

a la miro, a la que observo.

Y que ahora escribo sobre ella

y en la que me atrevo a plasmar en letras,

en palabras... a desnudar mi alma,

el rostro de mi camino,

y que se convierte (para mi)

en único destino.

Las letras, la palabra,

la poesía, los versos...

El Poema.

Y como ocurre de pronto de vez en vez;

abrazo ésa sensación de tranquilidad,

de armonía en la que como hoy,

se inunda mi alma...

mi ser.


©Tizzia Holwin 2013
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